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viernes, 3 de abril de 2020

UN DIA CON LA MARIA



Poco más de cinco minutos la tuve entre los dedos, pero pareció una eternidad acompañada de colores psicodélicos, un día más de confinamiento, un día muy ajetreado, fue un no parar, lo que si me llamo la atención es que el tema ese del confinamiento parece que se esta respetando, cuando vine de la cocina ( que por cierto no había nadie ) al pasar por el pasillo no había un alma, la nevera y la despensa permanecían cerradas, la zona de esparcimiento ( léase la TV ) apagada, y claro como no disponía de cervezas ni tabaco, a la María le gusta mezclarse con el rubio, además ya estoy hasta los  eggs de tanto fideo oriental  “ yatekomo”   tome la decisión arriesgada de desplazarme a pie ( la distancia no es mucha ) hasta el bajo, pues allí desde antes del confinamiento dispongo de un arcón de esos que guardan el frio, y suele permanecer casi siempre lleno.

Cuando me desplazaba escaleras abajo, pude observar la falta de iluminación que hay en esa zona,  y eso conlleva a un riesgo de traspiés, por lo que lo anote mentalmente para trasladárselo al presidente y que haga algo al respecto, y así iba yo pensando en mis cosas,  cuando a la altura del segundo en el rellano, me encontré con Pedro el vecino (es un chico de aldea, trabaja en la construcción, pero buen hombre) este me dijo que venía del médico, a lo que yo instintivamente me separe un metro más de él, y le pregunte

-      Vaya y que tal, ¿qué dijo?
-      Estoy cabreadísimo con mi mujer, porque dice que no pronuncio bien federico
-      -me dijo el
-      Pues parece que lo dices bien, le dije yo
-      Eso me dijo el médico, pero mi mujer cada vez que le digo que me traiga una cerveza del federico insiste en que lo pronuncio mal

Aunque parezca que no, logre mantener la calma y mi característico rostro impertérrito paso como si nada. Al fin logre llegar al susodicho bajo sin más contratiempos, pero ¡ SORPRESA!    La eternidad de colores psicodélicos debió ser tan larga, que solo quedaba en el arcón un par de latas de mejillones y otras tantas de sardinillas,  y del tabaco rubio de mezcla ni un gramo.

La próxima vez haré la mezcla con negro, la Maria se mezcla con todo, y a mí también me gusta el Nescafe con un croissant   







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