Tener una dentadura sana y cuidada nunca ha sido una
necesidad especialmente barata. Según dicen Los expertos, hay que hacer al
menos dos vistas anuales, (pienso que lo dicen por una cuestión económica para
ellos)
Ahora está de moda eso de las clínicas con precios low cost ( y no lo digo porque sean
Argentinos). Yo la verdad es que tengo unos dientes maravillosamente blancos y relucientes, de hecho cuando me levanto de noche para ir al baño no
necesito encender la luz, solo esbozar una sonrisa y se ilumina toda la
habitación.
Pero desde hace unos días sentía una ligera molestia en
el maxilar superior izquierdo y opte por ir hacer una revisión a una de esas
clínicas de low cost, después de estar
sentado cerca de media hora, haber ojeado siete revistas, ver rostros desencajados, alguna rodilla pegada a un muslo, y oír varios
quejidos, una señorita de bata blanca más
bien corta, pronuncia mi nombre y dice: Pase
Entre en la consulta y mire con respeto a la camilla esa
que tienen toda blanca y que de verdad
acojona un huevo y parte del otro
(aunque yo, tengo que destacar que mantuve
la imagen del macho Alfa muy dignamente), me senté y me prepare para recibir el foco en la cara
y para ser interrogado por un ser
extraño que sólo tiene dos ojos y una mascarilla en la cara.
La verdad es que eran unos ojos preciosos de un color
azul como el cielo, se sentó en el
taburete a mi lado izquierdo, se reclino sobre mí, su ceñida bata blanca tenia
los dos botones superiores desabrochados, dejando ver un canaliño que separaba
unos senos realmente apetecibles
"Me recuerdas a mi ex novio " (esa fue la primera frase que escuche)... "bueno, quizá eres más alto ... y más joven, claro" (¿es cosa mía o me está tirando los tejos?)... "¿cuántos años tienes?, fue la tercera frase que dijo, rápidamente mi cabeza superior hizo los cálculos y con una intencionada sonrisa, le dije ¡¡42!!. Pues pareces más joven" (definitivamente , me está tirando los tejos).
Después de eso me metió un espejo en la boca, me sobo los labios, e incluso parte del pecho, estuvo a a punto de desencajarme la mandíbula y empezó a echar aire a través de un tubito... ¿para qué? Es un misterio para mí.
Entonces se separo
de mi lado, se quito la mascarilla, me
sonrió pícaramente (aunque tenía el foco apuntándome con toda la luz en la cara
y no veía demasiado bien, pude intuir unos maravillosos labios carnosos
entreabiertos )
"con bocas como esta, los dentistas nos
arruinaríamos". Me dijo
Y cuando estaba a punto de izarme de la camilla, se inclino sobre mí, con su brazo izquierdo presiono mi pecho empujándolo hacia la blanca susodicha, y su mano derecha se fue directamente hacia mi boca, diciendo:, “ de todas formas deberíamos arrancar esta raíz”
Y cuando estaba a punto de izarme de la camilla, se inclino sobre mí, con su brazo izquierdo presiono mi pecho empujándolo hacia la blanca susodicha, y su mano derecha se fue directamente hacia mi boca, diciendo:, “ de todas formas deberíamos arrancar esta raíz”
Mientras sentía sus dedos en mis labios, me sentía
indefenso y salivando más que el perro de Paulov, percibí como mi cabeza
inferior tomaba el mando de los acontecimientos
y se preparaba para lo que iba
acontecer en los próximos minutos, pues
a la dentista le debieron caer muy bien mis encías porque se estaba cebando a
gusto .
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