Morning Sun 1952 de Edward Hopper
El sol calienta lo justo, su combinación roza su piel sin oprimirla. Entonces la invade un bienestar animal al notar la fuerza de sus músculos, la solidez de su cuerpo, como si el paso de los años la hubiese olvidado, dejándola intacta. Se cuela en su mente la esperanza de que ese domingo pueda ser diferente, de que pueda deparar una sorpresa a la jovencita detenida en el tiempo.
Conforme la temperatura va subiendo, el olor a lavanda de colonia se va evaporando y se empieza a notar los efluvios del asfalto recalentado de las basuras sin recoger.
El barrio está sumergido en silencio. Las familias se han ido al campo, o a la playa, Sólo quedan los seres solitarios.
Ella se los imagina igual que ella, sentados detrás de sus ventanas, hileras de agujeros negros, simétricas y enfrentadas. Ventanas indiscretas donde se perpetúa el crimen de la soledad, donde el asesino no es otro que uno mismo.
Es entonces cuando ese pensamiento la invade, sus músculos se destensan, su cuerpo, pegajoso de sudor, se reblandece, y vuelve a ser presa de la oscuridad de la noche, del graznido de los halcones nocturnos, de la pared de su dormitorio, las fauces negras de sus pesadillas.
Desde Hace ya tiempo, este escenario se convierte en la pantalla de sus sueños, resplandecientes de luz, donde el único hombre al cual amo, solo regreso para decirle que siempre les quedaría Paris.
Aunque la constitución atlética de su cuerpo la lleve a engaño, el mundo ha seguido girando, impasible, arañando la esperanza. Él, ya solo aparece en su recuerdo de cuando en vez, recortado entre bambalinas. Su voz se ha convertido en un zumbido de moscas, las que rondan las basuras, y que domingo tras domingo se vuelve más ascendente, cercano e insistente.
Los domingos de verano, cuando anochece y el piso se llena de sombras, se pregunta ¿porqué no he vivido mi vida y he preferido ser el único personaje de un melodrama irrelevante perpetuado en una imagen?
5 comentarios:
Excelente post!!
Un saludo
gracias Miguel, un abrazo mu fuerte
Precioso relato, con un sabor agridulce..
Los veranos cada vez son más largos,prescindiendo de primaveras y otoños,e internandose en el invierno triste.
Hay semanas con más de un domingo en soledad
Precioso
Un saludo
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