En lo que entonces estaba destinado a ser
la china de hoy, hace miles de años vivía un tipo llamado Sun Tzu. Al igual que
Nicolas Maquiavelo o Walt Rostov no gobernaban el mundo, solo aconsejaban a
quienes lo hacían.
Es de suponer que a quienes aconsejaban hacían
las cosas mejor que aquellos otros a los que no aconsejaban, aunque es difícil asegurarlo
porque todos ellos están muertos.
Según el Tao, no se trata de como deberían
ser las cosas, ni de cómo nos gustaría que fueran. Son así, sencillamente, será
bueno que quienes quieran sobrevivir en estos tiempos difíciles, sepan iniciar
una guerra para ganarla
Después del famoso libro del Arte de la
Guerra, de Sun Tzu, el gran directivo y Gurú de una de la firmas mas famosas de
la Galaxia conocida, Stanley Bing, realiza un nuevo ensayo sobre el nuevo arte
de la guerra siendo este “ LA ESTRATEGIA DE LA ZANCADILLA” donde se desarrolla el acosa a tus enemigos ,
enchufa a tus amigos y libra sin piedad tu batalla
La mediocridad manifiesta no va
necesariamente inscrita en la altura del individuo, mírese por ejemplo Tutankamón,
rey egipcio 1,67 m, Joseph Stalin, líder político soviético, 1,67 m Hirohito
emperador japones, 1,65 m, Marqués de Sade, soldado francés, escritor, y sádico
1,60m, y tantos otros bajitos que, de alguna manera, aunque no fueron
asesorados por los susodichos, pasaron a la historia por cuestiones varias
En ambas obras figura un apartado sobre
el engaño.
La guerra se basa en el engaño. Así
cuando seas capaz de atacar, as de aparentar incapacidad, si desplazas tropas,
aparenta inactividad, si el enemigo está furioso, provócalo escribió Sun Tzu
Mientras la Reina de Corazones dijo: ¡Cortarle
la Cabeza ¡en el libro de Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas
Aunque el engaño es bueno, siempre y
cuando no termines creyéndote tus propias mentiras
A el personalmente le encanta la cocina,
y comer en platos limpios como a cualquier burgués, solo que a él no le gustaba
lavar los platos después de comer
Por lo que la estrategia de la
zancadilla, muestra con ironía y una pizca de sarcasmo, el inteligente sentido
del humor que algunos directivos mostraron en sus conclusiones. Tener agallas
para llevarlas a la práctica es muy distinto.
¿te atreverás?
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