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domingo, 6 de mayo de 2012

LOS CABREOS FEMENINOS



El otro día en una cena de amigotes nocturnos, para celebrar el final de la Liga, chachareábamos de infinidad de temas, incluso de política nacional e internacional, la verdad es que casi arreglamos el mundo en un par de horas sin necesidad de consensos ni cosas de esas que pasan en el Senado, pero  como no podía ser de otra manera,  salió el tema estrella de todas las chorradas que a altas horas de la madrugada unos cuarentañeros  aderezados  con un buen whisky  añejo de Irlanda no dejan de babosear ,  “ Mujeres” 

El tema lo saco Pedrito, uno de los más jóvenes en pertenecer al club del cáñamo,  ¡ no entiendo porque las mujeres se cabrean tan fácilmente, y sobre todo cuando escuchan una verdad como un templo de grande .  Yo creo que no podemos vivir sin ellas, pero es dificilísimo conseguirlo. 

La otra noche estaba yo sentado en el sofá, viendo la tele,  dijo Pedro, y en esto llego mi mujer y se sentó  a mi lado,  mientras  yo  cambiaba de canal en canal husmeando en las distintas cadenas,  ella me pregunto:
-          ¿ qué hay en la tele?
-          Yo le respondí sin mirarla:  “polvo”
Y entonces comenzó la madre de todas las peleas.

La carcajada de Quinito, hizo temblar todo el restaurante, como si se tratara de un terremoto de 9 grados Richter.  Eso no es nada comparado con lo que me paso hace unos meses, que fuimos a cenar Laura y yo por el veinticinco aniversario de casados, a un restaurante argentino, que sirven un churrasco de cerdo y unos chorizos criollos de muy señor mío.  En eso que viene el camarero y me pregunta:
-          ¿Qué va a tomar?
-          Churrasco, y por favor que este bien jugoso, le dije
El camarero mientras anotaba mi pedido pregunto: no está preocupado usted por la baca loca?,   no, no, ella misma puede hacer su pedido, le respondí.    Y entonces si que estallo la gran batalla. 

Yo creo que somos un poco bandarras,  porque  entre risa y risa Luis, cuenta que la otra noche estaba su mujer mirándose al espejo media desnuda cuando entro él, y ella le dijo:  Me siento horrible, mayor, gorda y fea. Hoy si que realmente necesito un elogio tuyo, Luis.
Luis con un semblante alegre le dice cariñosamente:  de la vista estas perfecta , Cariño.

Y entonces se monto la maría morena.  Es como cuando después de un arduo trabajo, tienes que caminar más de dos kilómetros desde la oficina a tu casa, y cómo vas a llegar ligeramente más tarde, y te encuentras muy cansado, pero que muy cansado, llamas a tu mujer por teléfono, y respiras pesadamente antes de decir nada, y de pronto comienzas a escuchar improperios al otro lado de la línea.

Las mujeres por lo general se cabrean muy pronto, y desde luego más aun cuando les  dices una verdad.

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