EL SACRIFICIO DE LOS PEONES

Hace unos días, asistí junto con unos amigos a una celebración en la mansión del Presidente y Director General de la Corporación.

Durante la cena se logro esquivar las principales trampas que se dan en estos actos, entre ellas la de beber en el lavafrutas, por lo que todo se desarrollo dentro de la normalidad sin mayores obstáculos, posteriormente a la cena, nos trasladaron al salón junto con los "correveidiles", los "tocaculos", "las palmeras" , y otros figurantes de ocasión, para la hora del coñac, el puro y el cuchicheo en los distintos corrillos al uso, sin olvidarnos de los siempre molestos “tocaguevos”.

En un momento dado el anfitrión se instalo cómodamente para disputar una partidita de ajedrez con uno de sus asesores que presumía de entendido del tema. Pudiendo elegir entre seguir esta, o escuchar a la joven "trepadora” de turno, ejecutar unos fragmentos de la obra del compositor romántico italiano de ópera del siglo XIX, Giusseppe Verdi , que versaban sobre Nabucco y La Traviata, me decidí por la partida de ajedrez, claro está, soy un gran aficionado al juego-ciencia, como le llaman algunos, o Juego Rey ,como le llaman otros, sin despreciar naturalmente a Verdi que me encanta, y sinceramente no me gusta que destrocen su obra, ni que me hieran los oídos a esas horas de la noche.

Me acerque a la mesa y comencé a mirar la partida, La destreza en el tablero, tanto del asesor como del presidente, quedo de manifiesto en el diestro manejo de los “peones” sobre el tablero, se percibía que estaban acostumbrados a manejarlos, pues los “sacrificaban” sin motivo.

Después de un buen rato el tablero estaba ya casi sin “peones” cuando le comentaron al presidente con un susurro que le llamaban al teléfono, este sonriendo se levanta, ejecuta la jugada y le dice a otro asesor : continua tu ahora mientras hablo por el teléfono, ¡ la partida ya esta ganada!!

Este se acerca a la mesa mira la posición del tablero, la observa durante unos instantes, levanta la vista, su cara es un poema , y nos dice con la mirada “¿Qué hago yo ahora?” y yo le digo: Como prevés tu futuro?? , Espero que seas Indispensable para la Corporación, si no es así, te interesa buscar trabajo en otra parte, en todo caso lo tienes mal para explicarle la causa de la derrota .

LA MORALEJA DE LA HISTORIA:
El sacrificio de los “peones” sin su conocimiento y participación casi siempre aboca al desastre y la derrota