Bin &Bin |
En estos días de coronavirus pasa de todo, esta todo el
mundo alterado, no tienen ninguna paciencia, esto es un sinvivir. Hoy tuve una discusión bastante fuerte con mi
otro yo, no sé qué hacen otros, pero yo os puedo asegurar que solo de una
manera muy ocasional hablo con mi otro yo, es cierto que nos vemos casi todos
los días, tomamos café por las mañanas y eso, pero no soy de esos que dicen que
hablan consigo mismo, ni de esos otros que tienen doble personalidad, que dicho sea de paso no sé cómo coño se la pagan.
Esos, lo que necesitan es un psicólogo, y más aun con
tantos días juntos y haciendo que hacen, aunque algunos ya están acostumbrados, se
lo dan todo hecho.
Yo he llegado a la conclusión de que mi otro yo es como un
okupa de esos, un día entro sin avisar se asentó sin permiso y sin pagar, todo hay que
decirlo, y además tiene la osadía de tomar decisiones importantes por mí, y eso
de verdad, comienza a molestarme, porque una cosa es hablar de sanidad, política,
o fútbol, y cosas mundanas de esas, y otra cosa es tomar decisiones importantes
como la de pintar la habitación de color verde, que puede parecer muy bucólica,
pero sin cabras, os digo que no es lo mismo.
Bueno tengo que decir en su descargo, que el no habla mucho, si que paseamos juntos,
pero solo eso, aunque vallamos por la misma acera y usemos la misma sombra,
cada uno va a lo suyo, de hecho, la gran mayoría de mis amigos, a él lo ignoran,
y solo se dirigen a mí, quizá es eso por lo que esta siempre cabreado y con el
no en la boca.
Pero una de las cosas que más me molesta realmente, es que
lo confundan conmigo, como aquella vez que un sábado de verano por la noche, cuando
yo ya lo tenía todo planeado con una amiga, fue llegar el, y mi amiga se levantó de la mesa, cogió
su diminuto neceser y me dijo: “ decide
el cardo, o yo,” y acto seguido marcho de la cafetería, dejándome con la copa
de vino en la mano con el otro al lado, y eso me dolió de verdad, porque yo no soy
borde, aunque si ligeramente selectivo con las amistades.
No pienso hablar con mi psicóloga de este tema, pero si que voy hablar seriamente con mi otro yo y explicarle claramente
que la hipocresía sigue siendo el lubricante de la sociedad. Porque el que nace feo y pobre tiene grandes
posibilidades de que al crecer se desarrollen en demasía ambas cualidades.
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