Mas de mil noches le costó la licenciatura detrás de una barra. Unas
manos que hacen maravillas, y que barajan las bebidas como de naipes repartidos
sobre la mesa de póker.
Le piden algo de beber y una sonrisa que les mantenga viva la ilusión
de vivir, porque ella no solo alimenta sus cuerpos, sino también el alma que
les haga volver a desear.
Dentro de esas cuatro paredes no solo están unos ojos verdes, que
te miran y te escuchan, están esa pareja de limones que se marcan debajo de la ajustada camiseta, que junto con los labios escarlata, consiguen que tus ojos no
parpadeen, y aparezca el balbuceo de tu voz, por la cantidad de saliva que acude
a tu boca a medida que te acercas a la barra
Esa barra en la que se han visto más llantos y más júbilos que
los que cualquiera memoria pudiese recordar. Películas calientes en la pantalla
del televisor de la pared. Whisky para celebrar efímeras conquistas, y también para
olvidar algunas derrotas.
Ella tiene una vida de aguantar, una vida cuyo trabajo se ha
acercado más al de psicóloga que al de una mera servidora de sustento para el cuerpo,
siempre dispuesta aunque sea con paso torcido por las horas que lleva sin
sentarse en ninguna mesa. Cada día vuelven nuevos y viejos clientes que se
dejan conquistar por sus ojos verdes y su sonrisa escarlata.
Si algún día necesitas una doble ración de esperanza, con
especial de ilusión y una pizca de amabilidad puedes pasar que siempre tendrá
para ti una sonrisa pícara guardada y una confidente fiel
Si necesitas una clase de filosofía aplicada a los problemas que
tienes, también tendrá un hueco que podrás rellenar.
No olvides dar las gracias antes de salir, paga antes de cruzar
el umbral de la puerta, sonríe por lo aprendido y por lo que queda por
aprender, los años duelen un poco menos así. Y no olvides dejar una propina, es
una fuente de sus ingresos
Y cómo no, vuelva lo más pronto que pueda.
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