No es mi intención meterme con los
terraplanistas, que por otro lado ya tienen bastante con ellos mismos, pero desde
que la María abandono el espacio para dedicarse a lo medicinal y terapéutico,
ya no es lo mismo, ahora el “ que passssaa tronco” se esfumo en el infinito, y
tenemos que escuchar gilipolleces como “sinsajo”
aunque a mí me sigue gustando trolear a la vasca, de vez en cuando un ratchet y
mandar a “mordor “ algún listillo.
Pero no nos desviemos del tema principal,
hay que desengañarse, el mundo se divide entre dos tipos de personas, así ha
sido y siempre lo será, algunos dirán que podemos dividirlas entre buenas y
malas, o entre bajas y altas, incluso entre las que cuelgan el papel higiénico al derecho o al revés.
La verdad, esto genera dos bandos
enfrentados que producen una lucha encarnizada, incluso fratricida llegado el
caso por quienes tiene razón, y quien no, por lo que esto ha creado un bando
que defiende, que la tortilla de patatas debe llevar cebolla y los que no (mi
opinión y que no os parezca mal, además es la verdadera y es la buena, es que sí,
debe llevar cebolla) sin embargo los noncebollistas niegan la mayor
Pienso que estaréis de acuerdo conmigo
en que los noncebollistas convierten la cocina de la vida en algo soso, sin sabor
y sin matices, la cebolla lo une todo incluso endulza la vida
independientemente que sean del mismo sexo, porque la cebolla coge de la mano a
la patata, y coge de la mano al huevo creando un trio exquisito, que adelantan
por la izquierda incluso a la santísima trinidad, algo impensable para los
sosos de la vida
La historia del tubérculo ambiguo, la
narra el famoso Lope de Pega Godoy y Malfeito, en el tratado de la patata de
siembra de burgos, del siglo XIX en la cual narra brillantemente como las manos
expertas de una fémina logran conquistar el estómago del varón adinerado,
Eustaquio Palo Corto, al mezclar majestuosamente los dos huevos con una patata
vieja que sabiamente aderezo con una joven y llorosa cebolla luego de haberle
quitado la primera saia.
Sin embargo, tenemos en contra los noncebollistas
que argumentan la existencia de un manuscrito datado en el lugar conocido como navarra
en 1834 por el célebre Leopoldo Zumocarregui, general carlista ganador de
intensos debates en el frente de vascongadas y navarra, que afanado en
conseguir evitar la falta de huecos y hombruna de sus hombres, mezclo cuatro
huevos con dos patatas, para conseguir mejor ambiente de cara al frente de
batalla
Estas recetas se transmitieron de
viva voz por toda la península incluyendo territorios insulares, donde vario
ligeramente al añadir la banana como elemento transitorio, aunque sabroso
Esta última receta, a mi entender no
se sostiene, porque uno de los principales motivos de la tortilla es
diferenciarse de los revueltos, aunque las malas lenguas insisten en sembrar la
semilla del debate angosto entre los hooligans, por lo que para dar carpetazo
al tema, recordemos que la tortilla de patatas se hace con huevo y cebolla, y
si acaso una pizca de sal
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