Lo recuerdo como si fuera ayer, caminaba por la Alameda una
mañana de mayo, sus ojos verdes me miraron y un “ducados” me pidió, un ligero
viento mecía su media melena de color castaño claro, se lo di y seguí caminando,
de reojo le seguí los pasos, un pantalón ceñido de anchas listas rojas y
blancas llevaba, resaltando su culo respingón.
Con el paso del tiempo y perdida entre las sombras la noche
llego, no sabes qué hora es, y te acuestas a mi lado sin saber porque, no
olvides sonreír que mañana por la mañana se comienza de nuevo a vivir.
sin más, nos tuvo que ocurrir,
como dos deseos, como un secreto que se escapa de las leyes de este mundo por
esa pasión por ti
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