Me senté en un banco
del parque, mientras encendía un canuto...
Y al girar la cara, a mi derecha sin darme cuenta la muerte se había sentado a mi lado.
-Tardaste... Le reclamé a la desgraciada.
Ella me arrebató el canuto y fumó un poco
-Aún no vengo por tí., pero como siempre eres tan ansioso y siempre piensas en mí, quise pasar a saludar… me dijo
Le arrebaté el canuto y lo apagué
- Ni la muerte me quiere... Sonreí irónicamente
Ella suspiró y agachó
la cabeza con resignación
-¿Puedes al menos dejarme descansar un poco? Sabes, no eres el único que piensa en mí... De por si es fastidioso tener que andar yendo y viniendo. Como para que quieras acapararme para ti solo, con tus pensamientos
¿No puedes pensar mejor en dios o en el diablo? Me dijo..
-Dios es muy bueno para escuchar deseos egoístas y el diablo nunca da nada sin pedir algo a cambio - me quejé
- ¿Y yo debo de cargar
con tu miseria?
Contestó escondiendo media sonrisa
Saqué otro canuto y lo encendí
Ella me lo arrebató y
lo lanzo lejos
-y también eres tramposo- me dijo- tus vicios no te harán apresurar las cosas
Maldición..... ¡¡era astuta
la muerte!!
-Esta bien... Dejaré de pensar en tí., pero no dejes de pasar a saludar de vez en cuando., me gusta sentirte cerca para recordar que aún quiero vivir un poco más.
- Que extraño eres...
- sonrió mientras se desvanecía entre las sombras de mis pensamientos....
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