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domingo, 14 de octubre de 2012

SUEÑOS CASUALES



El pasado fin de semana, parecía que  iba a ser tranquilo, en principio, pero mi amiga   trajo una sorpresa a casa...una de sus amigas se quedaría a cenar el sábado.
Pilar, su amiga, era preciosa. Alta, rubia, dibujada por las curvas del deseo y la pasión. Su vestido negro escotado, permitía ver el moreno de su piel, y no me dejaba duda del tamaño de sus pechos, los más bonitos que jamás había imaginado.

Después de la cena, nos sentamos en el salón y comenzamos la chachara, saliendo a relucir el tema del sexo, en el cual teníamos unas pequeñísimas diferencias en cuanto al como, mientras la tele emitía una película ligeramente subidita de tono, algo así como una “Enmanuel”, pero más.  Mis ojos no paraban quietos en la pantalla de la tele, sino que se trasladaban a mirar repetidamente sus torneados y morenos muslos. Pilar, que se dio cuenta que la miraba a hurtadillas, separo las piernas justo cuando mis ojos se habían depositado en sus piernas, y dejaron ver claramente la ausencia de braguitas. El calor sofocante fue inmenso y el sable amenazo salir de la vaina. Laura se desprendió del sujetador que la aprisionaba y comenzó a besuquear mi cuello, mientras Pilar me desabrochaba la camisa.

Apenas sin darnos cuenta, había una mezcla de manos acariciando las distintas partes, mientras las lenguas se entrelazaban, dos pitones se clavaban en mi espalda, mientras los otros dos lo hacían en el pecho, sus manos rozaban el bosque en busca del sable erecto, cerré los ojos, y me dedique a buscar cuevas y lagunas donde jugar y  esconderme. Las nalgas de Pilar rozan el sable, un haz de luz ilumina su cuerpo y enciende el mío, mientras Laura juguetea con su lengua, el grosor del sable aumenta, y mis manos juguetean con ambos pechos, rodeando a cada una con un brazo, la humedad se deja sentir, mis dedos siguen jugueteando por las húmedas cuevas, un leve gemido a dúo se escucho en la estancia seguido de unos movimientos convulsivos de placer, y llego la madrugada mientras Laura y Pilar se iban.

A la mañana siguiente un rayo de sol se coló entre las venecianas despertándome de una inmensa noche de placer carnal, mire a mi izquierda y a mi derecha, y nos las vi, entonces pensé ¡que sueño más maravilloso!  Me levante de la cama y camine hacia la cocina, estaba cansado y hambriento, pensaba en un suculento desayuno, cuando abrí la puerta de la cocina y …… GUUUAAAUUUUU!!!  Estaban allí, Laura y Pilar, -Hola, buenos días! Preparado para retomar el tema.   Dijeron al unísono.

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