Es una pena que en el siglo XXI se tenga que recalcar la importancia de la democracia interna en los partidos políticos actuales, pero la verdad es que una vez más dicha democracia se encuentra en entredicho a la luz de los hechos acaecidos que ya son públicos.
De lo ocurrido se desprende que una vez más, el aparato impone su voluntad de un modo implacable, al más puro estilo caciquil, estilo dedazo, esto se suma a lo vivido hace algún tiempo atrás con otras historietas.
Infracción de los estatutos, represión a las corrientes de opinión, vulneración de los derechos de los afiliados, imposición de la voluntad del líder, todos estos hechos suponen el menoscabo de la democracia interna, elemento esencial de todo partido político consagrado en la Constitución española de 1978.
Ante estos hechos no es de extrañar que no solo los afiliados, simpatizantes y población en general muestren su repulsa ante la situación, con manifestaciones y concentraciones en las calles y plazas, los lideres y los partidos se están quedando cada vez más solos, cada día que pasa más y más votantes dan la espalda a la política, no solo a los partidos sino que también a los lideres, por su soberbia que les llevan a actuar al más puro estilo de los Chicago años 30'.
Debe de ser muy duro y difícil encontrarse en la situación limite en que los propios compañeros de partido se conviertan en verdugos para conseguir o mantener una silla, debe ser una situación tan límite e insostenible, una presión tan brutal que la única salida posible es abandonar un proyecto, en el que se cree...
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