El otro día por la tarde estaba en una cafetería, tomando un café con leche, no había mucha gente, en la mesa contigua había un hombre de mediana edad, con un café que ya había terminado hacía rato, se le veía, aburrido, serio, en esto tomo el periódico y comenzó a ojearlo, seguro que esperaba a alguien.
Al rato llego una señora, que parecía su mujer, se quito el abrigo y se sentó en la silla enfrente al hombre, no se saludaron ni se besaron, y el apenas despego la vista del periódico para mirarla, se conoce que habían quedado después del trabajo.
Estuve durante un rato observando la escena, entre ellos parece que solo había indiferencia, el silencio, y la mesa era lo único que les unía y al mismo tiempo les separaba.
Entonces la mujer con un apreciable esfuerzo, intento mantener una conversación con el hombre, que a duras penas le contestaba con algo más que monosílabos, la conversación transcurrió así:
- ¿ Como fue el día, querido?
- Bien.
- ¿ Entonces todo bien ?
- Si. Como siempre.
- Pero tú...¿ cómo estás? Te veo cansado
- Bien .
- ¿ Puedes ampliar el concepto?
- Bien.... Cansado.
- ¿ Por?
- Mucho trabajo.
- ¿ Más trabajo de lo habitual?
- No, lo mismo de siempre.
- ¿ Quieres contarme algo?
- ¿ Qué quieres que te cuente?
- No sé, cariño ...de tu trabajo
- No pasa nada.
- ¿ Hay alguna novedad?
- No , nada . No pasa nada.
-.... (una larga pausa) ¿ Has visto que cortinas más bonitas tienen aquí?
- No .
- Miralas , ¿ verdad , que son bonitas?
- Ajá.
- ¿Cómo las habran puesto?
- No sé.
- ( otra pausa larga ) Me pregunto qué hará ese viejo con esa muchacha tan joven en la mesa del fondo.
-Déjalos vivir.
- ¿ Tu saldrías con alguien de esa edad?
- No creo .
- ¿ Por qué?
- Acércame ese azucarillo ¿ Qué dijiste?
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